jueves, 29 de enero de 2015

"Retrato insólito de la arquitectura" por Anatxu Zabalbeascoa en El País

Corría el año 1952 cuando Le Corbusier dijo de Lucien Hervé, el fotógrafo húngaro que inmortalizó su Unité d’Habitation de Marsella, que tenía alma de arquitecto. Se le olvidó comentar que él mismo, visto cómo encuadraba los espacios, debía de ­tener alma de fotógrafo. Después de que en las últimas décadas la fotografía convirtiese la ­arquitectura en símbolo visual, hoy se apuesta por otros objetivos. Muchos retratistas buscan desvelar, en lugar de maquillar con sus imágenes.

Merece la pena recordar que desde hace casi doscientos años los dos géneros son inseparables. Aunque su relación haya atravesado objetivos tan dispares como la búsqueda de la verdad y la de la ficción, la fotografía ha sido durante casi dos siglos garantía de la arquitectura: edificios y lugares que ya no existen se recuerdan a partir de su imagen. Pero ese logro ha fomentado un gran peligro: considerar que la imagen es lo más importante del arte útil que es construir edificios y ciudades.

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domingo, 25 de enero de 2015

ser un pintor, por John Berger

Estás tumbado al sol en la hierba. Sobre ti hay un haya. Una ligera brisa mece las ramas más finas y agita las hojas. Desde lejos, este movimiento constante de las hojas parece nieve verde cayendo delante de la superficie verde del árbol, igual que en tiempos parecía caer nieve plateada delante de las pantallas grises de los cines.

Con los ojos semicerrados miras hacia arriba. Los tienes semicerrados porque estás mirando fijamente. Una rama se prolonga más que las otras. Es imposible contar las hojas que tiene. El cielo azul que ves a través y alrededor de estas hojas es como el papel blanco entre las letras y las palabras. Parece que su distribución contra el cielo no es arbitraria. Te preguntas de pronto si no será posible explicar su secuencia como uno puede explicar la secuencia de las letras y de las palabras en un libro. Entonces descubres una imagen que, como un buen profesor, da dirección a tus confusos pensamientos. Para poder llegar a existir, te dices a ti mismo, todo debe traspasar el centro mismo de una diana. Todo lo que no logra dar en el centro sencillamente no existe. Pero a menudo las palabras de un profesor se tornan decepcionantes cuando desaparece. Así que vuelves a intentar comprender por qué puede decirse que esa rama representa la totalidad de la primavera... Pensando así es posible que seas un filósofo, pero no creo que seas un pintor.